sábado, 19 de enero de 2013

Quiero ser el rey de los bufones

Has leído bien, quiero ser un bufón, el rey de los bufones.
Si buscamos en wikipedia la palbra bufón  la define
“truhan o gracioso que con sus palabras, acciones y chocarrerías tenía por oficio hacer reír a los poderosos y hacerles llegar a la realidad riéndose de ellos y haciéndoles sentir con una persona más del mundo. Según algunos se les llama así porque, entre las gracias que hacían durante sus actuaciones, se añadía un ruido como de bufido. Mayormente solía ser gente con unas características físicas anormales, fuera de lo habitual: jorobados, enanos, etc, y se solían reír de ellos más por sus defectos que por sus chistes y devaneos”.
La capacidad de reírse y hacer reír era un rasgo que caracterizaba a los bufones. Era frecuente que con el humor y las risas dijeran verdades grandes como montañas a los poderosos verdades incomodas y molestas. Un libro que recomiendo es “Historia de la vida hechos y astucias sutilísimas del rústico Bertoldo, la de Bertoldino  y la de Ccacaseno su nieto” .
A continuación pongo un hermoso dialogo entre Betoldo y el Rey que me resulta muy profundo.



.Rey. Ea, pídeme cuanto quieras, que yo estoy pronto á dártelo
— Bertoldo. Quien no tiene nada suyo, mal puede dar a otros.
— Rey. Pues ¿por qué no te puedo dar lo que tú pidas?
— Bertoldo. Porque yo ando buscando la felicidad, y tú no la tienes; y así no me la puedes dar.
— Rey. Para saber si soy feliz, ¿no te basta verme sentado en el trono?
— Bertoldo. Aquel que más alto se sienta, está más expuesto á  precipitarse.
— Rey. Mira cuántos nobles  señores que están aquí para obedecer mis órdenes.
— Bertoldo. También las hormigas y hormigones andan alrededor del árbol, y le roen la corteza.
— Rey. Concluyamos: ¿quieres quedarte en la corte?
— Bertoldo. Aquel que se halla en libertad, no debe buscar la esclavitud.
— Rey. ¿Quién te movió  a v e n ir aquí?
—  Bertoldo. El creer yo que un rey fuese más  grande que los demás hombres, con diferencia de diez a doce pies de más alto que ellos; pero ahora veo que eres  un  hombre como los demás, sin  otra diferencia que el ser rey.

— Rey. Tú eres un rústico muy malicioso.
—  Bertoldo. Mi naturaleza lo permite así.
— Rey. Yo te mando que al instante te quites de mi presencia.

— Bertoldo. Yo me iré; pero advierte que las moscas son de calidad porfiada, que siempre  vuelven, y si tú me echas tengo de volver de nuevo á importunarte.
— Rey.  Pues vete; y si no vienes delante de mí como dices hacen las moscas, he de mandar cortarte la cabeza.

Un libro para leer





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