domingo, 9 de diciembre de 2012

El poder de la alegría


Querid@s amig@s
Os deseo que doña Alegría acompañe vuestro caminar por este mundo. Doña Alegría que a veces esconde su rostro y su melodioso canto nunca se aparta demasiado de aquellos que la buscan.

Todos conocemos la famosa Oda a la alegría de Friedrich von Schillerv  Hoy parece completamente demostrado que Schiller escribió inicialmente este fabuloso poema como una Oda a la Libertad. Y que fue la censura la que le impulsó a sustituir la palabra “libertad”  (en alemán Freiheit) por “alegría”  (en Alemán Freude). En realidad alegría y libertad son experiencias que difícilmente podemos separar. La alegría nos hace libre y el poder liberador de la risa siempre asustó a los tiranos de todas las épocas. La tiranía se alimenta del miedo y se puede derrumbar ante una carcajada. Tampoco cabe la menor duda de que la libetad es fuente de alegría, una real libertad en la que asumimos responsabilidades y nos damos cuentas de que somos los artífices de nuestros xistos y de nuestros fracasos.


Vivimos alegres, vivimos libremente
Con esta reflexión os regalo unos hermosos versos de pablo Neruda

Oda a la alegría (Pablo Neuda)


ALEGRÍA
hoja verde
caída en la ventana,
minúscula
claridad
recién nacida,
elefante sonoro,
deslumbrante
moneda,
a veces
ráfaga quebradiza,
pero
más bien
pan permanente,
esperanza cumplida,
deber desarrollado.
Te desdeñé, alegría.
Fui mal aconsejado.
La luna
me llevó por sus caminos.
Los antiguos poetas
me prestaron anteojos
y junto a cada cosa
un nimbo oscuro
puse,
sobre la flor una corona negra,
sobre la boca amada
un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme.
Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba
los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.
Equivoqué mis pasos
y hoy te llamo, alegría.

Como la tierra
eres
necesaria.

Como el fuego
sustentas
los hogares.

Como el pan
eres pura.

Como el agua de un río
eres sonora.

Como una abeja
repartes miel volando.

Alegría,
fui un joven taciturno,
hallé tu cabellera
escandalosa.

No era verdad, lo supe
cuando en mi pecho
desató su cascada.

Hoy, alegría,
encontrada en la calle,
lejos de todo libro,
acompáñame:

contigo
quiero ir de casa en casa,
quiero ir de pueblo en pueblo,
de bandera en bandera.
No eres para mí solo.
A las islas iremos,
a los mares.
A las minas iremos,
a los bosques.
No sólo leñadores solitarios,
pobres lavanderas
o erizados, augustos
picapedreros,
me van a recibir con tus racimos,
sino los congregados,
los reunidos,
los sindicatos de mar o madera,
los valientes muchachos
en su lucha.

Contigo por el mundo!
Con mi canto!
Con el vuelo entreabierto
de la estrella,
y con el regocijo
de la espuma!

Voy a cumplir con todos
porque debo
a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero
entregar a los hombres
los dones de la tierra,
porque aprendí luchando
que es mi deber terrestre
propagar la alegría.
Y cumplo mi destino con mi canto

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